jueves, 15 de diciembre de 2011

Sentarte en la cama, tener en frente lo que está a punto de dejar de ser tuyo y largarte a llorar. Ver todo lo que en algún momento fuiste y dejarlo ir.. para nada, porque no lo vale.. y que encima eso no te alcance para abastecerte. Sentirte impotente, hipócrita y caprichoso. Querer arreglar al menos algo de tu vida y darte cuenta de que lo empeoras. Abusarse de la gente, mejor dicho, confiar en la gente, cuando eso no te garantiza nada. Es más, cuando sabés que te van a fallar.. y lo terminan haciendo. Y llegar siempre a la misma conclusión: No hay que depender de nadie.

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