sábado, 3 de diciembre de 2011

Pierden esa magia que los identifica, dejan de ser ellos, convirtiéndose en "nadas humanos".
Miran y no miran, ven las cosas por debajo de lo que pueda llegar a ser real. Escuchan sólo lo que quieren escuchar.
Se refugian entre ellos, entre su misma especie.
Ya no se divierten, ya no sienten felicidad, ríen por ironía,
porque ahora, sobre ellos no cabe otro mundo.
Están sumergidos en esa fantástica luz, que de a poco y mas rápido que nunca, se va a apagar.
No se tienen confianza, pero no pierden la fe, solo para no caer.. pero ellos no notan que golpearon más de mil veces contra el piso.
Ahora que lo saben, les cuesta más entender, que se parecen a todos, que dejaron de ser.

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